El escándalo Watergate, provocó la única dimisión en la historia de un presidente de Estados Unidos. Comenzó con la entrada ilegal de cinco personas en el cuartel general del partido Demócrata, el 17 de junio de 1972, ubicado en el edificio Watergate -y de ahí su nombre- en Washington D.C.
Resulta que los cinco individuos fueron detenidos mientras trataban de instalar equipos electrónicos de espionaje.
Poco después los acusaron de haber entrado en la oficina para robar documentos, pinchar teléfonos e instalar escuchas electrónicas. En apariencia se trataba de ‘fontaneros’ (plomeros), como se les llamó entonces, excepto en el caso de uno de ellos: James W. McCord, ex agente de la CIA y funcionario de seguridad del Comité para la Reelección de Richard Nixon.
Entra The Washington Post
Bob Woodward y Carl Bernstein, dos periodistas del diario The Washington Post, revelaron detalles del asunto y acusaron al presidente Richard Nixon de tratar de congelar las investigaciones.
Los periodistas fueron “guiados” por un misterioso personaje al que bautizaron como “garganta profunda” que llevó a los reporteros a descubrir el caso de espionaje en el que estaban implicadas las más altas instancias del Estado y fue un hito en la investigación periodística.
Ante la evidencia de espionaje, se formó una comisión investigadora y casi todos los colaboradores de Nixon renunciaron a sus cargos, envueltos en sospechas. Durante dos años surgieron más elementos que comprometían a Nixon. Aunque al principio negó tener conocimiento del hecho, finalmente admitió las acusaciones
Salida por la puerta de atrás
Nixon y su vicepresidente Spiro Agnew fueron reelegidos, pero el escándalo no cesó. El 24 de julio de 1974 la Corte Suprema de Estados Unidos acusó al presidente de “obstruir las investigaciones judiciales”, “abuso de poder” y “ultraje al Congreso”, y de haber utilizado a la CIA y el FBI con fines políticos. Nixon renunció el 8 de agosto a su cargo de presidente.