Desde que empezó la emergencia sanitaria a causa de la propagación del covid-19, más de mil microempresarios peruanos han participado en Guerrero Emprendedor, un programa de recuperación económica que, a través de la formación y crecimiento digital, espera superar “una crisis sin precedentes”.
La iniciativa nace del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y cuenta con la participación del laboratorio social Ikigai, la fundación Belcorp, MeUno y diversas organizaciones aliadas en el movimiento Juntos Nos Hacemos Cargo.
Guerrero Emprendedor constituye una respuesta articulada a la emergencia sanitaria, con aporte del sector privado, la sociedad civil, la cooperación internacional y el gobierno, esto con el objetivo de enfrentar las dificultades y los nuevos desafíos de la pandemia –especialmente para los pequeños y microempresarios.
“Lo más duro fue cerrar nuestra bodega y estar por varios meses encerrados sin apenas creer que esto iba a pasar”, comenta la empresaria Liz Garay, una de las participantes del programa, para Andina.
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Mientras algunos negocios caían en la incertidumbre, otros se reinventaban como la familia de Liz: “Hemos ido adaptándonos y así han salido oportunidades dentro de esta adversidad”, relata.
“Un emprendedor no solo es quien abre un negocio, sino también quien, a pesar de las cosas que puedan pasar, mantiene esas ganas de seguir adelante”, destaca Garay, inspirada por su madre quien en esta emergencia ha creado un emprendimiento gastronómico.
“La idea nació de una conversación con ella y mi hermano; ella tiene manos mágicas porque cocina muy rico, tiene ese talento para un negocio de comida, pero antes no había esa rapidez para hacerlo”, comenta Liz.
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¿Cómo funciona Guerrero Emprendedor?
La iniciativa cuenta con un proceso de formación disruptiva de seis semanas, periodo en el que los emprendedores acceden a diversos módulos para mejorar sus estrategias de venta y digitalización, aprender educación financiera en el nuevo contexto y desarrollar resiliencia empresarial.
Tras un diagnóstico completo del negocio, el empresario participa en mentorías con capacitadores voluntarios, todo a distancia. La idea es que, con ejercicios prácticos y herramientas de rápido alivio, ellos puedan identificar sus emociones, reforzar su liderazgo y apuntar hacia su propósito personal.