Muchos piensan que descansar ocho horas es la solución. Sin embargo, nuestro ciclo de sueño involucra más factores de lo pensado. Sorpréndete con lo que aprenderás en la siguiente nota.
La falta de sueño es una de las preocupaciones más habituales en la sociedad, debido a que las jornadas laborales o las responsabilidades diarias son cada vez más extensas. Del mismo modo, nuestra pobre gestión del tiempo afecta profundamente nuestro bienestar y eficiencia.
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Para tratar este problema, el Foro Económico Mundial publicó un artículo en el que se aventura a abordarlo junto a especialistas del comportamiento humano y estudios que los respaldan. El primero es Craig Ballantyne, quien sostiene que el error es creer que todo comienza cuando suena la alarma del despertador. La verdad es que todo empieza por las noches, antes de acostarnos
La fórmula 10-3-2-1-0
“El más importante de todos los factores para ganarle la batalla a las mañanas y al sueño es levantarse 15 minutos antes y trabajar en tu prioridad número uno del día antes de que nadie se despierte”.
Ballantyne ofrece una fórmula muy recomendable: 10-3-2-1-0. ¿En qué consiste?
- 10 horas antes de ir a la cama: nada de cafeína
- 3 horas antes de ir a la cama: nada de comida o alcohol
- 2 horas antes de ir a la cama: nada de trabajo
- 1 hora antes de ir a la cama: nada de pantallas
- 0: el número de veces que tienes que aplazar la alarma de tu despertador
Según el especialista, “si sigues esta fórmula, tendrás más trabajo hecho al final del día y dejarás de ver cómo esas oportunidades se desvanecen de tu tiempo”.
La mañana: el momento más productivo del día
El psicólogo Dan Ariely, uno de los mayores expertos del mundo en psicología del comportamiento, cree que las dos horas siguientes a que nos hayamos despertado (ojo, nada de empezar a trabajar inmediatamente después de haberte despertado, espera al menos 40 minutos o una hora) son en las que mayor progreso y atención podremos disfrutar.
Sin embargo, esto solo aplica si eres de los que no tienen ningún problema en levantarse temprano. Como confirman varios estudios, la población se divide en dos grandes categorías: los búhos, esos trasnochadores que se quedan trabajando hasta las tantas y son incompatibles con los madrugones, y las alondras, esos individuos que no tienen ningún problema para despertarse pronto y aprovechar intensamente las primeras horas del día. [Foto: AsapSCIENCE]
La clave: debes despertarte rápido
¿Sabes esa costumbre de retrasar el despertador hasta el infinito? Es una trampa mortal para la productividad y para tu salud. Cada vez que piensas en esa dulce batalla que ganas al quedarte unos minutos más en la cama, estás haciendo más difícil el proceso de despertarte, y hundes a tu cerebro en el inicio del siguiente ciclo de sueño, que es exactamente el peor momento para despertarte. Cuanto más tiempo permanezcamos en ese punto, mayor será la sensación de cansancio y de haber tenido unas malas horas de sueño, aunque no haya sido así.
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Según la Universidad de Cambridge junto al organismo de investigación Rand Europe, tras realizar un estudio con más de 21.000 trabajadores británicos se concluyó que la correlación entre las horas de sueño que alcanzamos por la noche y nuestro rendimiento en el trabajo es mayor de lo que se podría pensar. Los empleados que duermen menos de seis horas cada noche son significativamente menos productivos que aquellos que consiguen de 7 a 8 horas de descanso.
Además, el estudio descubrió que existen actividades o factores que, aunque en un principio asociábamos a la baja productividad, en realidad no influyen en absoluto en el rendimiento laboral. Ni estar gordo, ni fumar o beber alcohol va a interponerse en tu camino para convertirte en el empleado del mes.
Así que recuerda: para dormir bien hay que consagrarse al 10-3-2-1-0, descansar al menos 8 horas y despertarse rápido por las mañanas. No pongas esa cara. Es la ciencia la que habla.
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