Aunque en el 2011 Cirilo llegó a Lima con la esperanza de poder estudiar, este sueño no pudo concretarse hasta cinco años después, cuando ganó una beca.
En el 2011, Cirilo Laime Matamorros dejó su natal Satipo para viajar a Lima y estudiar. Sin embargo, la falta de recursos económicos lo llevó a dedicarse a la venta de frutas en un mercado y luego a trabajar como conserje.
Pese a las circunstancias, Cirilo no abandonó sus sueños, lo que lo impulsó a ganar Beca 18 Repared en el 2016, modalidad dirigida a las familias de las víctimas de la violencia ocurrida en el país durante los años 1980-2000.
Actualmente se encuentra a punto de terminar la carrera de Ingeniería en Industrias Alimentarias en la Universidad Nacional Agraria de la Selva.
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Emprendimiento
En las aulas universitarias, el becario destacó por sus emprendimientos. Ganó concursos por sus innovadoras creaciones, como fideos de yuca.
En el séptimo ciclo se animó a iniciar Friolay, una empresa que ofrece helados artesanales de cerca de 20 sabores entre los que destacan camu camu, aguaymanto, aguaje, café, plátano, cocona, taperibá, cacao y guanábana
“Siempre quise tener mi propia empresa y lo logré. Inicié antes de la pandemia y me vi obligado a hacer delivery con mi moto”, asegura el emprendedor para Informercado.
Con mucho orgullo Cirilo le comenta al portal que participó en el concurso del Programa Nacional de Innovación para la Competitividad y Productividad (Innóvate Perú) del Ministerio de la Producción, iniciativa que busca incrementar la productividad empresarial innovadora, fortaleciendo a sus actores.
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El futuro
El siguiente paso de Friolay es conseguir financiamiento para comprar 20 carritos heladeros y abrir puntos de venta en diferentes ciudades del Perú como Pucallpa, Tocache y Aguaytía.
Asimismo, el becaro espera regresar a San Martín de Pangoa para emprender otros negocios y generar desarrollo en su comunidad.
“Allá hay muchos productos para hacer derivados de naranja, plátano o yuca. Quiero elaborar néctares, bebidas funcionales y gaseosas, sin saborizantes ni conservantes. De esta manera, busco ayudar a las familias ofreciéndoles trabajo para que salgan de la pobreza”, comenta.
“Muchos creen que la edad es un impedimento para estudiar, piensan que ya no tendrán oportunidades. Es un problema mental. Lo que importa es el ímpetu o la pasión por cumplir tus metas”, asegura.