Gestionar la innovación es organizar y dirigir el cambio en la organización, a través de proyectos que aporten valor a la empresa, sea porque solucionan problemas o porque mejoran situaciones.
¿Qué es la gestión de la innovación?
Es un proceso creativo y colaborativo, orientado a generar soluciones, que parte de necesidades concretas. Para ello se requiere gestionar equipos y condiciones favorables para la creatividad e investigación.
Una gestión exitosa de la innovación consiste en el desarrollo de proyectos que aporten valor a la empresa. Estos proyectos están relacionados con la generación de nuevos productos y servicios, la creación de una nueva línea de negocio, así como a la mejora de procesos para optimizar el funcionamiento y la productividad del negocio.
La gestión de la innovación está dividida en 4 fases o etapas:
- Constitución de equipo(s) de proyecto
En esta fase se organiza un grupo de personas, cada una con diferentes perfiles, como ser de distintas disciplinas o diferentes oficios. Hay que plantear con claridad a los miembros del equipo cuál es el problema al que quieren atender y cuáles son los límites de tiempo y recursos
- Generación de ideas
El equipo deberá desarrollar su potencial creativo. Para ello se deben establecer técnicas como la “lluvia de ideas”, el “SCAMPER” o la “Sinéctica” u otras que pudieran estar al alcance de la organización.
Lo importante es generar soluciones originales (infrecuentes y osadas), que puedan resolver el problema con los límites de recursos y plazos que se han fijado.
- La selección de ideas: hacer una cartera de proyectos
Esta fase se caracteriza por hacer un filtro entre las ideas de solución que han salido. Los criterios para escoger qué propuestas se toman y cuáles no son los siguientes:
- Factibilidad: ¿Tenemos los recursos para llevarlo a cabo?
- Viabilidad: ¿Responde al modelo de negocio u objetivos estratégicos?
- Deseabilidad: ¿Empatiza con los que desean los usuarios?
- El desarrollo de proyectos
En esta fase, se somete el o los proyectos a pruebas de ensayo-error con especialistas o con la audiencia a la que se dirige, hasta tener la versión final.
Los tres criterios más importantes para hacer pruebas que permitan sacar el producto o servicio al mercado son: fallar rápido, fallar barato y fallar varias veces.
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