¿Sabías que hay niños en el Perú que se demoran más tres horas para llegar al colegio? Esta problemática, además de afectar a la toma de decisiones de los padres, influye directamente en el desarrollo académico de los niños, ya que al caminar por largos trayectos, su desempeño y rendimiento van disminuyendo con el paso del tiempo.
Debido a esta situación y como una alternativa lúdica y deportiva, es que nace el proyecto Baika, iniciativa desarrollada por Pablo Ramos, quién en una campaña de donaciones navideña descubrió el impacto que alcanzaban las bicicletas en los niños de zonas más alejadas del país.
El portal PQS conversó con Pablo Ramos, director general de Baika, sobre la problemática de la educación en la sierra del país y cómo su proyecto enfrenta esta situación.
¿Cómo nace la idea de crear Baika? ¿De qué manera soluciona la problemática?
En diciembre de 2017, un grupo de amigos viajamos a Ayaviri, una región de Puno, para entregar todo tipo de donaciones (ropa, frazadas, libros, bicicletas, etc.) bajo el marco de campañas navideñas. Sin embargo, al momento de entregar las bicicletas, pasó algo inesperado: gracias a una conversación con el director de la escuela donde las estábamos entregando, nos dimos cuenta de que las bicicletas, más allá de darle una gran alegría a los niños, generaban un gran impacto en su Nos contaron que esos niños caminaban en promedio dos horas para llegar a sus escuelas y ahora, con las bicicletas, podrían llegar de una forma más rápida y sin gastar tanto esfuerzo, lo que les permitiría llegar en una mejor disposición para aprender. Justamente cuando fuimos conscientes del impacto de las bicicletas es que nace la idea de Baika. El proceso de Baika es muy simple y consiste en tres pasos: recolección, mantenimiento y entrega. Para la recolección, disponemos de siete puntos de acopio en Lima Metropolitana y dos en Chiclayo, donde cualquier persona puede dejar su bicicleta para ser donada. Luego, los domingos en la mañana nos juntamos un grupo de voluntarios para hacerles mantenimiento con el fin de dejarlas operativas y listas para ser entregadas. >LEE: Los 10 mejores regalos sostenibles y ecoamigables para esta Navidad Finalmente, las repartimos en la sierra a niños que identificamos que caminan más de 45 minutos para llegar a sus escuelas y que no cuentan con otro medio de transporte. Estas bicicletas son entregadas bajo el concepto de préstamo a la institución educativa. Esto con el fin de que si un niño sale de la escuela o crece y ya no le queda la bicicleta, esta será entregada a alguien que sí la vaya a usar. De esta forma, buscamos que el impacto del proyecto se dé por el mayor tiempo posible. En Ayaviri tuvimos bastantes facilidades gracias a un amigo que vive ahí trabajando para una ONG. Más allá del hospedaje y transporte, este amigo conocía muy bien las comunidades y sus necesidades. Asimismo, tenía el contacto con los directores de las escuelas de la zona, lo cual nos facilitó la organización de las entregas en un inicio. Tanto los niños como los padres de familia y los profesores, están muy agradecidos con las bicicletas. Lo ven como un gran apoyo que les va a permitir tener un mejor estilo de vida y, por lo tanto, un mejor futuro. Es muy positivo que poco a poco se vayan comprometiendo las comunidades con la misión del proyecto y que vayan ayudando a cuidar las bicicletas para que puedan generar un impacto el mayor tiempo posible, lo cual es clave para la sostenibilidad del proyecto. Actualmente, nos encontramos haciendo una evaluación del impacto que las bicicletas generan. De esta forma, hemos sido conscientes de que las bicicletas generan más impacto del que creíamos: les permite a los niños tener más tiempo para desarrollar otras actividades, hacer deporte, les provee espacios de diversión con sus amigos (les gusta jugar a hacer carreras). En la última entrega, un padre de familia también nos comentaba que estaba contento porque la bicicleta sería la primera gran responsabilidad de su hijo. Esperaba que con ello su hijo aprenda a valorar las cosas y sepa cuidarlas y, de esta forma, crecer como persona. Durante cerca de un año, fuimos menos de cuatro personas gestionando el proyecto. Hoy en día, somos un equipo de 25 universitarios de distintas carreras y universidades. Nos dividimos las responsabilidades entre distintas áreas: operaciones, marketing, gestión del impacto y proyectos. Nos hemos dado cuenta de que la problemática que identificamos en un inicio en Puno se da a lo largo de todo el Perú. En esa línea, buscamos llegar a cada vez a más departamentos. Para ello, buscamos entrar con campañas en colegios, universidades y empresas, de forma que podamos llegar a expandir de una mejor manera el mensaje de Baika. En Baika estamos constantemente en búsqueda de que más gente done su bicicleta. Contamos con puntos de acopio en Surco, Miraflores, La Molina y San Isidro donde cualquiera puede dejar su bicicleta. Asimismo, estamos en búsqueda de donaciones monetarias, con lo que podemos pagar el transporte de las bicicletas y comprar herramientas y repuestos para garantizar la sostenibilidad del Proyecto. Para ello, contamos con Yape y una cuenta bancaria a nombre de Baika. Esta información se encuentra en nuestras páginas de Facebook e Instagram. Finalmente, estamos convencidos de que compartir el mensaje con familiares, amigos u otros contactos es también algo muy importante para el crecimiento de BAIKA, pues les permite a muchas más personas tener la posibilidad de apoyar a nuestra misión.¿Cómo funciona actualmente el proyecto?
¿Por qué decidiste escoger la región de Ayaviri en Puno? ¿Cómo han reaccionado las personas de la localidad?
Más allá de la mejora de la educación de los niños ¿Qué otros aspectos esperas impactar de manera positiva en los niños de la localidad?
Sabemos que actualmente cuentas con un equipo de trabajo ¿Cómo ha evolucionado tu equipo y cuántos conforman el proyecto hoy en día?
¿Cuáles son tus aspiraciones y las siguientes acciones que Baika tiene para los próximos años?
¿Cómo funciona el sistema de donaciones? ¿De qué manera podemos ayudar?
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