Mirian Lau: “Yo no tuve mentoras mujeres, desde ahí nacieron mis ganas de hacer una revolución, cambiar las cosas”

Mirian Lau es una administradora de empresas que después de acumular 22 años de experiencia en el mundo corporativo, decidió emprender e inició Peppermint, un laboratorio de innovación abierto especializado en reinventar personas y empresas.

El 8 de marzo de 1908 ocurrió un suceso que marcó la historia del trabajo en el mundo entero: 129 mujeres murieron en un incendio en la fábrica Cotton, de Nueva York, Estados Unidos, tras declararse en huelga. ¿El motivo? Buscaban la reducción de la jornada laboral a 10 horas y un salario igual al de los hombres que hacían las mismas actividades.

Con este antecedente, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.

En la actualidad la fecha sirve para conmemorar la lucha por la erradicación de la violencia de género y lograr la igualdad entre mujeres y hombres, pues estas últimas continúan desarrollándose en ambientes sociales, económicos y políticos desfavorables.

En medio de esta fecha PQS ha decidido lanzar el especial “Mujeres de negocios”, en el que se conversa con ocho mujeres emprendedoras o investigadoras sobre sus experiencias.

Una de ellas es Mirian Lau, administradora de empresas que después de acumular 22 años de experiencia en el mundo corporativo, decidió emprender e inició Peppermint, un laboratorio de innovación especializado en reinventar personas y empresas.

Posteriormente, al evidenciarse la necesidad de las mujeres que querían iniciar un negocio propio en pandemia lanzó Emprende con Eme.

¿Quién es Mirian Lau?

Soy una emprendedora que antes ha sido una emprendedora corporativa. Siempre he tratado de estar en procesos de desarrollo de startups o de lanzamiento de productos o servicios nuevos, siempre creando.

¿Por qué después de más de 20 años en el mundo corporativo decidiste emprender?

Pasaron tres cosas. La primera, yo siempre fui muy atrevida y arriesgada para el mundo corporativo y muy estructurada para el mundo emprendedor, estuve en el medio y esto te da un input para saber que probablemente puedes funcionar en los dos lados, dependiendo de dónde estés parada.

Lo segundo es que cuando estuve en la startup Innova School, nos tocó construir algo desde cero que generara valor. Arrancamos siendo cuatro personas sentadas en un Starbucks, eso marcó un hito en mi vida porque ahí me di cuenta de que yo quería hacer esto. De ahí me fui a hacer otra startup en otro grupo como gerente general.

Estos tres hitos me animaron a emprender.

Mirian, ¿qué te motivó a apostar por un laboratorio de innovación?

Peppermint es una consecuencia muy incipiente de mi experiencia en Innova School. Cuando estuve en esta startup fue la primera vez que hice innovación pura con una metodología muy diferente, es una forma de hacer las cosas que te cambia la vida, no solo la forma de trabajar. En ese momento pensé que esto lo podían hacer las empresas grandes, pero la mayoría de empresas peruanas, que son familiares, no lo iban a hacer porque no tienen acceso, no los conocen y no pueden pagar un ticket tan grande.

Así, quisimos hacer este laboratorio para ayudar a las empresas peruanas que están operando acá y que no tienen acceso a este nivel de innovación.

Peppermint tiene tres vertientes de trabajo y una es el apoyo a las mujeres emprendedoras, pero esto para ti no fue suficiente y decidiste crear Emprende con Eme, ¿en qué momento nació la necesidad de lanzar un emprendimiento solo para mujeres empresarias?

Cuando empezamos a transitar por la pandemia fue súper difícil para todas las compañías, ahí nosotros ya teníamos dos ideas incipientes, que era ayudar a transformar a las personas y ayudar a transformar a las mujeres que tienen tres necesidades: primero, ellas siempre quieren encontrar nuevas rutas para resolver cosas en su familia y no necesariamente tienen todo el soporte; la segunda es la maternidad, que sin importar el nivel socioeconómico hace que las mujeres no quieran trabajar en un horario tan estricto, por ello emprender se vuelve una salida; el tercero es que cuando las mujeres trabajan usan un gran porcentaje de sus recursos económicos para ayudar a sus hijos.

En la pandemia ellas nos empezaron a buscar para que las ayudemos, pero claro, no te pueden pagar el ticket de una empresa, entonces decidimos hacer un programa específico para mujeres emprendedoras que duraba 8 semanas y tenía el contenido preciso para que sepan cómo pasar de la idea a un negocio.

Nos fue demasiado bien el primer año, de hecho ganamos el Premio de Igualdad de Scotiabank, y nos dimos cuenta de que el proyecto tenía demasiado potencial, que había mucha demanda y ya no podía ser parte del laboratorio, así fue como hicimos un spin off, es decir, una separación, y se creó una empresa nueva.

En Eme tenemos los cuatro pilares: los cursos de micro educación, los bootcamps que te dan mentoría, la comunidad porque entre ellas se ayudan y el acceso a financiamiento.

Si tuvieras que mencionar los principales errores y aciertos que has cometido como emprendedora, ¿cuáles serían?

Una de las cosas que aprendí es que no puedes emprender con todo a la vez. Cuando yo recién me fui del mundo corporativo tenía mucha experiencia manejando equipos muy grandes y tenía muchos productos y cosas a mi cargo, entonces salí pensando que yo podía emprender tres cosas a la vez, pero así no funciona. Cuando quieres emprender, tienes que enfocarte en una sola cosa, sacarla adelante, hacer que madure y luego recién te puedes ir a otra.

El segundo aprendizaje fue que cuando todavía estaba en mis últimos años del mundo corporativo, participé en otra iniciativa de educación con un grupo de amigos, pero éramos muchos, éramos 10. Al ser tantos al final la responsabilidad era de ninguno, todos querían dar un poquito, pero nadie se había comprometido del todo, pero cuando tú emprendes tienes que dar más del 100%.

Un tercer aprendizaje, que es discutido, es que muchos dicen que no debes renunciar a tu trabajo y emprender a la vez. En mi caso no funcionó, decidí cerrar el episodio para arrancar el siguiente y meterle todo el punche. Para mí no funciona eso de doblete. Yo sé que hay gente que tiene un negocio paralelo, una tiendita, pero si quieres iniciar un negocio más potente, necesitas salir del otro lado.

En el lado de las cosas que hice bien, lo primero fue identificar en qué cosas tenía pasión. Por ejemplo, esto de empoderamiento de mujeres a mí realmente me quite el sueño, me encanta, arranqué la primera campaña de posicionamiento de mujeres en Scotiabank, tuvo una iniciativa anterior de mentoría de mujeres, es decir, es un tema que me apasiona y ha estado siempre presente en mi vida profesional.

Lo segundo es escoger bien a tus socios y a tu equipo. Las personas son las que te llevan adelante, las personas son las que tienen el talento, las que se compran esa idea contigo, construyen contigo, crean estas cosas a su mejor nivel y eso es muy importante.

Lo tercero es ser resiliente. A diferencia del mundo corporativo, donde tú tienes una estabilidad, emprender, más allá del dinero, es una forma de vivir y tienes que seguir intentando. Si no funciona, vuelves a intentarlo. Si fallas o te caes, vuelve a levantarte.

Emprende con Eme tiene cuatro pilares: cursos de micro educación, bootcamps, comunidad y acceso a financiamiento.

A nivel profesional y personal, ¿qué ha significado para ti emprender?

A nivel personal ha sido un cambio de estilo de vida, definitivamente. El mundo corporativo tiene todo este glamour y todo este reconocimiento obvio, yo estuve la mitad de mi vida en el sector financiero, entonces tiene esto asociado. Sin embargo, en el lado del emprendimiento tú mismo construyes tu propia imagen, tu propio posicionamiento.

En cuanto al estilo de vida, por un lado tienes horarios y responsabilidades, pero también hay un jefe. En el emprendimiento todo depende de ti, por eso le tienes que meter más horas, más emoción.

¿Crees que es difícil emprender para una mujer en Perú?

Creo que sí. Primero, hay desigualdad desde la casa en la repartición de las tareas domésticas, ya seas soltera, casada o con hijos es muy difícil porque cuando tú emprendes arrancas en tu casa, pero la gente espera que cuando tú estás en tu casa laves los platos, tiendas las camas, hagas todo porque ya estás ahí y no importa si están tus hermanos, tu papá, tu esposo. Ahí hay un quiebre muy fuerte y tienes que lograr poner barreras y decir que estás trabajando.

Lo segundo es el conocimiento. No hay una escuela de emprendimiento, por eso nosotros también creamos Eme porque hay abogadas, arquitectas, etc., que deciden emprender y no tienen quién les enseñe a manejar un negocio. Esta necesidad puede ser para hombres y mujeres, sin embargo, como las mujeres han estado menos expuesta a los negocios y más relacionadas a carreras de enfermería, educación y demás, el negocio per se ha sido tirado a los hombres.

Y lo tercero es el financiamiento. Cuando quieres emprender, algo de capital tienes que tener y si tú miras los venture capital, invierten el 98% del dinero en founders hombres.

De hecho, hay un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo que dice que en Latinoamérica, por cada 100 emprendedores que solicitan créditos, 7 negocios fundados por hombres lo reciben, pero solo 1 fundado por mujeres.

Exacto, es muy bajito. Si ya la estadística te dice que básicamente los fondos van a ir a hombres, hay un reto ahí porque tienes que sobreesforzarte para demostrar que tu emprendimiento vale la pena y así acceder a un fondo, a un capital semilla y hasta a un préstamo.

Mirian, ¿recuerdas alguna anécdota en la que hayas sido discriminada por tu género en el mundo corporativo o de los negocios?

En el mundo del emprendimiento no tanto, en el mundo corporativo me acuerdo más, sobre todo porque si eres mujer y vas con la falda corta es como si te miraran primero como un objeto y luego como alguien que tiene cerebro. Esta ha sido siempre una barrera que he ido rompiendo porque no importa que tenga la falda corta, mira a otro lado y concéntrate en lo que estoy diciendo.

Esto ha sido muy rudo y muchas veces me han dicho que soy muy mandona.

Esa es una palabra que solo sea para mujeres porque cuando un hombre toma la iniciativa, es un líder.

Claro, si un hombre pone las cosas claras, es asertivo, pero si lo hace una mujer es mandona y encima le preguntan qué le pasa.

A mí también me han dicho agresiva, pero yo he respondido “oye, si lo dijeras tú, no pasaría nada”. Y no te estoy hablando de una lisura, de gritar alzar la voz, sino de proponer cosas mucho más atrevidas.

¿Qué crees que le hace falta hacer al Estado y a la empresa privada para impulsar emprendimientos liderados por mujeres?

Creo que en la empresa privada hoy en día hay más iniciativas y hay empresas como el Gender Lab que están visibilizando el problema y haciendo que las empresas privadas se midan y traten de buscar igualdad. Lo que hace falta es expandir estas iniciativas porque también he estado en compañías que te dicen que son recontra igualitarias y no hay nada que arreglar, pero es mentira porque no existe la perfección, simplemente es una negación de la realidad.

Poco a poco todos los líderes de las organizaciones del mundo privado tienen que comprarse este encargo para llevar a las empresas al siguiente nivel, porque además ya está demostrado cuantitativamente que si tienes un directorio diverso vas a tener mejores resultados financieros, si más mujeres trabajan tu PBI iba a subir 6 o 7 puntos. Los números están ahí, sirve mucho tener más mujeres trabajando en el mundo empresarial o en el mundo privado y poco a poco se va a ir dando. Nos lo tenemos que comprar todos, los emprendedores, los empresarios, las mujeres y los hombres, todos vivimos y juntos.

Por otro lado, yo siempre he sido poco dependiente del Estado, sin embargo, estaba conversando con líderes mujeres que me decían que en este país muchas cosas funcionan cuando la ley lo manda. Es como el cinturón de seguridad, nadie lo usaba hasta que un día salió una ley.

Creo que el rol del Estado sí pasa por legislar algunas cosas que brinden estabilidad para la igualdad, probablemente eso empuja a los que no están convencidos y los obligue a llegar a este nivel.

Como la que obliga a mantener la paridad en los partidos políticos.

Claro, en otras políticas en las que debe legislar el Estado es en la maternidad, ella tiene 45 días y él tiene 7, desde ahí te están diciendo que el rol del hombre es secundario.

Yo estuve trabajando en un banco internacional y te decían que tú tenías un año y como padres debían elegir quién trabaja y quién es el que cuida. Yo tenía una jefa y en su caso ella trabajaba y su esposo cuidaba al niño.

Cuando la ley te permite eso, hay muchas cosas que se emparejan.

Ya para terminar, ¿qué consejo le darías a una emprendedora peruana que quiere iniciar un negocio?

Yo sé que da temor, pero atrévete con todo y miedo. Cuando tienes ganas y crees en tu idea, vas a encontrar a las personas que te ayuden, vas a poder tocar la puerta correcta y no importa si algunos te dicen que no.

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