Yo, ¿soy feo?

 ¿Soy bonita? ¿Soy feo? ¿Qué piensan los demás de mí? ¿Quedaré bien? Estas y muchas otras preguntas pasan constantemente por las cabezas de muchas personas, sobre todo adolescentes, para quienes la imagen es muy importante, porque verse guapo o bonita les da seguridad en sí mismos y los “ayuda” a enfrentar los ambientes en los que se mueven.

Por Mariana Rey

 ¿Soy bonita? ¿Soy feo? ¿Qué piensan los demás de mí? ¿Quedaré bien?

Estas y muchas otras preguntas pasan constantemente por las cabezas de muchas personas, sobre todo adolescentes, para quienes la imagen es muy importante, porque verse guapo, bonita, delgado, esbelta…… les da seguridad en sí mismos y los “ayuda” a enfrentar los ambientes en los que se mueven.

Pero, ¿qué tan “sano” es darle vueltas a la apariencia personal y cuánto afecta a nuestra personalidad? ¿Qué tan necesaria es la autoestima para poder lograr lo que nos propongamos, sin dejar que nuestros “defectos” nos limiten o nos quiten la paz?

Les pregunto: ¿vamos a dejar que nuestro peso, nuestras imperfecciones, nuestra apariencia o lo que piensen los demás sobre nosotros nos impidan conseguir cosas mucho más valiosas? No perdamos de vista la esencia de nuestra vida.

La periodista española Carme Chaparro nos anima a  tener una actitud positiva frente a la propia imagen,  una imagen que afecta toda nuestra vida y las relaciones con los demás.

 

 

¿Soy feo?

CARME CHAPARRO

26/10/2014 

Cada mes 10.000 personas le preguntan a Google “¿Soy feo?”, como una macabra revisión del espejo de la madrastra de Blancanieves. “¿Soy fea?”, teclean en el buscador. Algunas incluso suben fotos o videos a la red, preguntando a sus seguidores qué opinan. Son, sobre todo, adolescentes atrapados en la telaraña de la ultravisibilidad de las redes sociales, que les exige dar constantemente una imagen perfecta y que mide su popularidad en el número de seguidores y los me-gusta que consiguen. ¿Imaginan haber sufrido esa presión en una de las épocas más difíciles de la vida, cuando estamos construyendo nuestra personalidad a base de amontonar fragilidades una encima de otra? En una cultura obsesionada con la imagen, los adolescentes pasan gran parte de su tiempo, e invierten gran parte de sus esfuerzos físicos y mentales, en mejorar su aspecto externo. La investigadora Meaghan Ramsey estudia cómo sufren por ello el resto de facetas de la vida. Uno de cada tres estudiantes estado-unidenses abandona las clases de debate porque no quieren llamar la atención sobre sí mismos, y uno de cada cinco confiesa que falta a las aulas los días en los que no se sienten bien con su aspecto. Pero no acaba ahí. La manera en la que nos sentimos -guapos o feos, gordos o delgados- influye en otras muchas facetas de nuestra vida. Varios estudios en países como Estados Unidos o Finlandia demuestran que los estudiantes que creen tener más kilos de la cuenta, y se preocupan por ello, sacan de media un punto menos en los exámenes. No tiene nada que ver con el peso real, sino con la percepción que cada adolescente tiene de su cuerpo y la importancia que le da a su aspecto. Imaginen cuánto talento perdido por no querer destacar, por tener vergüenza de que otros se fijen en el propio cuerpo, por sentirse mal con su aspecto corporal. Puede ser talento perdido para siempre si no conseguimos volver a ser como esos bebés que se miran al espejo y no pueden parar de darse besos de lo mucho que se gustan.

Fuente: elmundo.es (26/10/2014)

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