“Curiosa supuesta equidad”, que no es otra que iniquidad, es decir, injusticia o gran maldad en el modo de obrar”, en términos del diccionario de la RAE”, sostiene Martha Chávez Cossío en un artículo de opinión publicado en Expreso.
Hace una semana el presidente del Congreso, Francisco Sagasti, encargado de la función y el despacho presidencial de la República, nos sorprendió con una frase que quedará para la historia. “…lo que no queremos es que el que tiene plata se vacune y el que no tiene plata, no se vacune…” fue la infausta sentencia del congresista del partido Morado, hoy con licencia en tanto ejerza función en el Poder Ejecutivo.
El contexto de tan inicua expresión (que me hizo recordar cuando mis mayores decían “de la abundancia del corazón habla la boca”) fue el de tratar de justificar el inexplicable veto del Gobierno a la obtención de vacunas Covid-19 por parte de los privados, en medio de una clamorosa incapacidad del Estado de proveerlas en tiempo, modo, calidad, cantidad y precio, acordes con la necesidad de contar con la protección contra el virus, que está causando cada vez más muertes y daños a la economía y el bienestar del país.
Demostrado quedó que quien lidera transitoriamente el gobierno del Perú, participa del criterio de que ante una desgracia (la que ha generado no solo la pandemia sino la tardía y pésima respuesta del gobierno vizcarrista y su continuidad transitoria a cargo de F. Sagasti) nadie puede salvarse, menos si es por sus propios y lícitos medios, ya que todos tienen que sucumbir atados a la ineficiencia del Estado y sus autoridades.
Curiosa supuesta “equidad”, que no es otra que iniquidad, es decir, “injusticia o gran maldad en el modo de obrar”, en términos del diccionario de la RAE. Lo peor es que esa frase inaceptable se dio también en respuesta a las informaciones compartidas en los medios de comunicación y redes sociales respecto de la voluntad y disposición de personas privadas de aligerar la carga del Estado y de acceder y financiar por cuenta propia vacunas para sí mismas y para su entorno familiar y de incluso cederlas gratuitamente a su entorno laboral dependiente.
Demostrando que los peruanos aún tenemos capacidad de asombro y de respuesta, las expresiones del gobernante transitorio fueron duramente criticadas. Penosamente, no se recibieron las esperadas disculpas por el agravio causado sino más bien una superficial justificación en un supuesto cansancio; ¿cansancio de qué y por qué?, ¿de esforzarse en cubrirle las espaldas a la gestión ineficaz y presuntamente corrupta del vizcarrismo a la emergencia sanitaria declarada hace casi un año?, ¿por seguir el mal ejemplo y en casi 3 meses de gestión rojo-morada solo haber adquirido un millón de dosis de vacunas? ¡Lamentable!
Por Martha Chávez Cossío
Artículo de opinión publicado originalmente en la edición impresa del diario Expreso, del martes 9 de marzo de 2021