La repartija – Por: Luis Fernando Nunes

La repartija - Por: Luis Fernando Nunes
Imagen referencial: Freepik

“En un Parlamento en permanente desprestigio, con ligeras excepciones, todo parece indicar que a la mayoría le interesa poco o nada la opinión de la ciudadanía”, comenta Luis Fernando Nunes en su nueva columna de opinión.

Muchos ciudadanos parecemos tener memoria de pollo.

Hace casi diez años (se cumplen en un par de meses), nos estalló en la cara un escándalo político de enormes dimensiones, cuando se comprobó que los cinco primeros partidos del país se habían repartido en secreto diez plazas para la Defensoría del Pueblo, el Tribunal Constitucional y el Banco Central. Pese a que los rumores al respecto habían circulado anteriormente, los políticos negaron radicalmente que hubiese ningún reparto. Pero lo cierto es que un diario de circulación nacional tuvo acceso a unas interesantes grabaciones que confirmaron la veracidad de la negociación: es decir, de la repartija. El escándalo fue monumental, porque de las conversaciones grabadas se deducía que a los negociadores no les interesaban las calificaciones y los antecedentes de los candidatos, y anteponían sus intereses políticos y partidarios por encima de la marcha democrática del país.

Al instante las redes sociales se incendiaron, los blogs echaban humo y los periódicos canalizaban la indignación y, como consecuencia, la gente se echó a la calle gritando: ¡Que cierren el Congreso! El caso es que pese a una inicial resistencia por parte de los partidos, la presión funcionó, porque el proceso de elección quedó suspendido y se retomó meses después sobre patrones diferentes. ¿Lección aprendida (u olvidada)?: las repartijas (como a algunos reptiles), por mucho que les cortes la cola, les vuelve a salir de nuevo si no estamos atentos; y la semana pasada nos la volvieron a hacer de manera subrepticia (elección del Defensor de Pueblo y salvación política -por ahora- de cuatro de los llamados Niños de Pedro Castillo).

Pero esto no parece quedarse por aquí: este año están pendientes la elección de un nuevo Contralor General, de un miembro del Tribunal Constitucional, de la Junta Nacional de Justicia y de la nueva Mesa Directiva del Congreso, unos verdaderos “bocatos di cardinale”, según el modismo en el idioma de Dante. En un Parlamento en permanente desprestigio, con ligeras excepciones, todo parece indicar que a la mayoría le interesa poco o nada la opinión de la ciudadanía, total ya llegaron a otro entendimiento con el Ejecutivo: “A ustedes no los sacamos pero ustedes tampoco nos disuelven”.

Así, se garantiza que podrán terminar a tiempo sus cuotas hipotecarias, el pago de la nueva camioneta, seguir viajando a costa de nuestros bolsillos y demás gollerías de aquellos y aquellas que piensan que están en el Olimpo o en una dimensión desconocida. A veces, hay decisiones que son legales pero no legítimas.

Cuidado y en las próximas movidas, se les sale el tiro por la culata.

Están advertidos ellos y nosotros también. ¡Fuera la mente de pollo!

Por: Luis Fernando Nunes, analista político

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